Uno de los retos a los que debe enfrentarse todo padre es a enseñar a sus hijos a dormir en su propia cama. Dar el paso de la cuna a la cama nunca es fácil, por ello desde Schooltivity mostramos algunos consejos:
Una de los principales errores que cometemos los padres es dormir demasiado tiempo junto a los niños. Para ellos acostarse junto a sus progenitores se convierte en una costumbre, por tanto resultará más complicada la transición a un cuarto propio. Por otro lado, a partir de los dos años los niños que duermen solos pueden sufrir regresiones que les impidan conciliar el sueño. Esto se suele deber a terrores nocturnos, el cambio de la cuna a la cama e incluso la llegada de un nuevo hermanito. Muchas veces los padres no saben cómo responder al llanto de los hijos.
Una gran idea es ofrecerles una motivación para que duerman solos. Podemos mostrarles lo importante que es que tengan su propia habitación. También hay que incidir en que al hacerse más mayores ya es hora de que duerman solos. Los niños pueden decorar su habitación de la manera que más les guste o hacer cosas que no podrían hacer durmiendo con los padres, como leer un cuento o dormir acompañados de juguetes o peluches.
El miedo es otro de los grandes problemas que impiden a los niños dormir sin la compañía de sus padres. Las pesadillas nocturnas o el terror a la oscuridad surgen durante los dos años. Aunque en estos casos los hijos sí que pueden dormir junto a sus progenitores, sobre todo para que no cojan más fobia a dormir solos, esto nunca debe convertirse en una costumbre. Cuando los pequeños lloren por las noches podemos ir junto a ellos y acompañarlos hasta que se calmen. Si lo que les asusta es la oscuridad deja la puerta entreabierta o utiliza una lucecilla.
Con Schooltivity los padres y el profesorado podrán colaborar juntos para que los niños duerman en su propio cuarto. Esta herramienta dispone de una agenda digital que permite realizar un seguimiento de las rutinas de los pequeños. Además, con esta plataforma de comunicación podremos motivar a los pequeños para que por fin dejen el lecho de sus padres.